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Mostrando las entradas de agosto, 2015

El canto de los leones

 Luego de la dura travesía de cruzar el Namib, me tomé una semana para reponer fuerzas en Windhoek, comer muy bien, hacer braai todas las noches con muy buenos amigos y amigas, y antes de volver a partir, iniciar el final del proceso de uno de los trámites más complicados para poder continuar con esta aventura por el oeste de Africa: obtener el visado de Angola. Sin mucho apuro, pasé el tiempo necesario para recuperarme antes de emprender el brutal camino que me esperaba por delante, un camino que sería muchísimo más demandante que el que ya había hecho para hasta llegar aquí.

La sublime belleza de la desolación

A lo largo de mis años de viajero he descubierto, sobre todo desde que comencé a viajar en bicicleta, que la esencia de un país y de una cultura yace en esa delicada transición que ocurre entre los puntos renombrados del mismos. Con el pasar del tiempo, he perdido casi el total interés, por lo menos cuando se trata de viajar propiamente dicho, en visitar atracciones turísticas, porque en ellas he comprobado una y otra vez que la cultura local se diluye en el juego perverso de la avaricia y la comercialización de la belleza. El resultado es encontrarse en lugares que si bien originalmente atesoran una belleza exquisita, toda la estructura que se ha desarrollado a su alrededor los vuelve muy difíciles de disfrutar en un estado medianamente puro.

Disfruta el silencio

All I've ever wanted... All I've ever needed... it's here in my arms.... words are very unnecessary... they can only do harm... -Enjoy the silence - Depeche Mode (todo lo que siempre he querido... todo lo que siempre he necesitado... está aquí en mis brazos... las palabras son tan innecesarias.. sólo pueden hacer daño..                                                     -Disfruta del silencio – Depeche Mode )  Para cuando llegué a Vioolsdrif, el puesto fronterizo sudafricano, ya todo el paisaje y los fenómenos atmosféricos a mi alrededor se habían transformado; un atardecer extra-planetario indicaba mi rumbo: Namibia; y ese cielo multicolor de nubes estiradas como finas fibras de seda, sobre un desierto rocoso de arbustos secos y colores opacos, era el claro anuncio de que una nueva dimensión y un espacio único me estaban esperando. Ya había escuchado repetidas veces hablar de la belleza de Namibia, pero ya he estado también en decenas

Sudáfrica mía

 Luego de despedir a mi papá en el aeropuerto de Ciudad del Cabo, mis vacaciones han llegado a su fin y es hora de prepararme finalmente para iniciar esta nueva larga etapa por la costa oeste del continente africano. Tengo 15 meses para llegar a Andalucía a lo largo de unos 20 países de Africa occidental y sé muy bien que la travesía será decididamente más dura que la ruta este que hace poco acabo de terminar. Paso mis últimos días en Ciudad del Cabo poniendo a punto la bici, consiguiendo repuestos que necesitaré al andar y disfrutando de esta ciudad de exquisita belleza que tan signficativa es para quienes damos la vuelta entera a este continente. Mi cuerpo está muy fuerte, pero mi mente aún no tanto, sigue atrapada en un pasado añorado que nunca vuelve. 

Vacaciones

Ya desde el primer momento en que emprendí este viaje, tenía contemplada la idea de volar a Buenos Aires una vez que llegara a Ciudad del Cabo, a tomarme unas vacaciones para visitar a mi familia y a mis amigos. No podría haber sido un momento más perfecto para eso, porque una vez pasada la euforia de la llegada, para cuando completé la travesía a lo largo de la primera mitad del continente africano, y a los 33.457 km de este viaje, el cansancio y un pasado reciente de dolor que no se va, se cernieron con fuerza sobre mí. Necesitaba la compañía de mi gente, y a Buenos Aires para descansar y reflexionar; encontré la primera pero no la segunda.